El anuncio que no es de campaña

Estamos en plena época de candidaturas a puestos de gobierno. Los diferentes aspirantes hacen sus anuncios de intenciones para ocupar posiciones de administración pública.  Presentan una oferta de propuestas de campaña para alcanzar electores de su base para luego intentar convencer a los demás. Los efectos de esos anuncios son variados. Unos aplauden y otros destacan las incapacidades identificadas por los aspirantes. Me llama la atención que este período se entremezcle con la temporada navideña donde la expectativa es de fiesta y regalos.

Lo interesante, es que la Navidad ocurre entre anuncios a varias personas con la seguridad que sería de beneficio para todos. Sin embargo, quienes recibieron el anuncio, estuvieron cargados de temor. Tanto, José, María, Zacarías, como los pastores, tuvieron gran temor. Eso es igual al Puerto Rico de hoy. Vivimos con el miedo de los anuncios. La incredulidad y escepticismo ante los resultados de las promesas de campaña nos tienen en depresiones posparto.  Solo la llegada de la nueva generación nos saca una sonrisa.

La expresión de la buena noticia es la esencia de esta época. Esta noticia no es un anuncio de candidaturas de promesas de campaña para conseguir votos en un concurso de popularidad electorera. Tampoco es la noticia, si poseemos la belleza más llamativa del universo. El anuncio del ángel a los pastores es la expresión para todo un pueblo y no solo para un sector. Por eso, lo escribe así el autor de Lucas “No tengan miedo, traigo buenas noticias que les darán mucha alegría a todos” (Lucas 2:10, PDT). La Navidad supone que Jesús, que es la buena noticia, responde a todos. Es un regalo de vida de Dios al corazón del ser humano en medio de otras ofertas donde su interés es beneficiarse en vez de entregarse.

Es muy probable que en esta temporada haya muchos sumergidos en el dolor de no ser correspondidos. Viven con el dolor de no tener abrazos ni compañía. Entre tanta oferta de comida, están hambrientos de presencia pues viven en soledad. Sufren, pues no hay suficientes bombillas que iluminen su oscuridad. Para ellos la Navidad es paradoja. No hay buena noticia. En ese caso, estamos llamados a recordar que lo que hoy celebramos, en su contexto también fue contradictorio para quienes lo vivieron.

Lo que José recibió como noticia, no pareció ser bueno para él. El embarazo de María, le confundió y hasta resolvió abandonarla. El miedo de enfrentar una relación con todas las implicaciones que contenía estar con una joven embarazada, lo aterró. Muchos pasamos esta época así. Vivimos aterrados por el presente, sin pesar que la Navidad es promesa de transformación del presente en un futuro de esperanza. 

Allí se pudo recordar que la Navidad, en esencia, es Emanuel. Dios está con nosotros. La Navidad nos recuerda que no tenemos que quedarnos en la profundidad de la tristeza. La buena noticia es para todos y eso te incluye a ti. No tengas miedo. Confía. La Navidad no es promesa de campaña. La Navidad es fidelidad de compañía, presencia y alegría.

Bendiciones,

Eliezer Ronda