En los procesos que transitamos en la vida, nos movemos en pentagramas que requieren ubicar nuestra mirada en el rostro del director de nuestra vida y de ahí responder en obediencia a las directrices que nos brinde para hacer de nuestra vida una melodía hermosa que dé honra al autor de la pieza.
Que se acabe el revolú
Dios en su actividad redentora, nos libera del pecado, pero de igual manera, nos presenta reglas que nos ayudan a preservar el orden que en medio de nuestro propio caos se apodera de nuestra vida. Sus reglas, mas que una condición de su amor a nosotros, es una confirmación de su trato con nosotros. Estamos llamados a creer y obedecerle. No hay por que vivir en revolú.
Ni perdona "sae" ni mala mía
Sabemos que Cristo vino para restaurar la relación con nosotros a pesar de nuestro pecado. Mientras el pecado trae como consecuencia, el evangelio es la buena noticia que hace que podamos ser restaurados. Su propuesta es transformar el fin de la condenación en uno de relación restaurada para la sanidad. Eso requiere madurez de nuestra parte y reconocer nuestro fallo. A fin de cuentas, quien reconoce su pecado, desarrolla humildad. Quien se hace humilde puede restaurar la relación. No reconocer nuestro pecado, es el camino del orgullo y nos lleva a una espiral perdida.
Recuperados para revitalizar
En la Metropolitana, como en todo Puerto Rico, nos encontramos en el proceso de recuperación y revitalización. Estamos repensando como hacer ministerios en los tiempos de retos que tenemos. No podemos depender de una fe cautiva de los servicios dominicales que no haga mella relevante en lo cotidiano. En ese sentido, seríamos un movimiento religioso que se reúne para eventos ceremoniales que luego de su culminación no dan techo, seguridad ni esperanza a los más necesitados.
A buscar refuerzos
En la iglesia, no jugamos en torneos pequeños. Pero nos movemos en escenarios donde está en juego el porvenir de las comunidades. El buscar el reino de Dios, nos invita a explorar, visitar y participar del proceso de intentar vencer los obstáculos que aquejan nuestra tierra. Esta semana nos reunimos para celebrar los 43 años de la iglesia Metropolitana. Ser iglesia requiere que hagamos ganar nuestra zona, que seamos vencedores en nuestra región y que en mejores términos, podamos impactar nuestra Isla.
De regreso a la realidad
La pregunta que nos debemos hacer es a qué llamamos realidad y a qué decimos falsedad. ¿Son las vacaciones momentos falsos? ¿Es la rutina verdadera o engañadora? ¿Qué encontramos en la costumbre que nos lleva a no querer practicarla y disfrutarla? ¿Dónde radica el sentimiento de estanque y frustración que podemos tener? Estas son las cosas más importantes que podemos reflexionar al meditar la manera en cómo visualizamos la vida. Pensar de esa manera, es considerar de manera escapista el tiempo de recreación sin contar que es parte del diseño de Dios el esparcirse y disfrutar de la creación. En otras palabras, reposar y celebrar es la realidad. El problema es cuando hemos tomado el trabajo como carga y lo tornamos en pesadez y obligación forzosa que no contribuye a nuestra realización.
Es hora de hacer la asignación
Comenzamos una nueva temporada del año escolar. Es la época en que retornamos a varias experiencias de rutina en la calle. Desde el tapón en las avenidas principales de tránsito, el ajetreo en las dinámicas familiares y la ansiedad que se suma con todo eso, es esencial que podamos desarrollar un enfoque para las oportunidades que nos presentan temporadas como estas.
Lo curioso con esta temporada es que nos invita a repensar rutinas, y para quienes transitan en el ambiente escolar. También nos presenta desarrollar nuevas metas y propuestas para enfrentar este tiempo. Desde los maestros, padres, alumnos, el personal administrativo y hasta quienes están relacionados de manera más indirecta, miran esta temporada de agosto como un inicio para alcanzar nuevos logros.
No obstante, entre todas las cosas que queremos lograr, no podemos obviar que para eso hay algo que es esencial en el mundo de la escuela. Me refiero a las asignaciones establecidas por los maestros para el aprovechamiento académico.. En mi caso, admito que no era de los estudiantes que le gustaba hacer las tareas. Para mí, llegar a la casa, era tiempo de jugar, ver televisión y de salir a la calle. Lo menos que quería era hacer las asignaciones.
En esto reside el gran desafío entre las metas que queremos alcanzar y la madurez para llegar a ellas. Si tenemos muchas cosas que quisiéramos hacer, pero no ponemos manos a la obra, nos quedamos en muchos sueños y anhelos sin lograr lo que aspiramos. Para eso, hay que hacer la asignación. El detalle estriba en que hace tiempo que tenemos asignaciones para hacer.
En una ocasión, la familia de Jesús fue a celebrar una de las fiestas más significativas de la comunidad judía. Fueron a Jerusalén para participar de la fiesta de la Pascua. La escena se volvió complicada cuando José y María no encontraron a Jesús entre el tumulto de gente por tres días. La desesperación por su desaparición fue increíble. No fue hasta que buscaron dentro del templo que lo encontraron conversando con los maestros acerca de la ley.
La respuesta de Jesús fue importante: “¿Pero por qué tuvieron que buscarme? —les preguntó—. ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?”(Lucas 2:49,NTV).
La escritura destacó que era necesario que Jesús estuviera en la casa de su Padre para conversar, preguntar, contestar y participar de lo que le haría crecer. Nuestra asignación no es traer los niños al templo solamente. Es conversar, escuchar sus preguntas y participar con ellos de sus experiencias significativas de vida para formar su corazón. Ninguna meta académica de logro, puede materializarse si no hacemos nuestra tarea.
El buen amigo Reggie Joiner de Orange lo dice de esta manera: “Lo más importante de todo es que nuestros hijos tengan una relación auténtica con Dios. Los padres y madres no somos las únicas influencias adultas que nuestros hijos necesitan. Nuestros hijos deben saber que nunca dejaremos de luchar por tener una relación correcta con ellos. Nuestra relación con Dios y nuestros matrimonios afectan a nuestros hijos más de lo que imaginamos. El hecho de estar juntos, nunca puede sustituir el interactuar juntos de manera significativa.
Entre tanta tensión con lo que ocurre en nuestra Isla y las cosas que intimidan la esperanza de las nuevas generaciones, es urgente que hagamos la tarea de caminar juntos con un compromiso de velar por sus corazones para tener us relación auténtica con Dios. A fin de cuentas, nos corresponde que así como lo hizo Jesús, puedan crecer en sabiduría y estatura en el favor de Dios y de toda la gente.
Bendiciones,
Eliezer Ronda
Valiente y esforzado
Disfruto las historias en las cuales las personas superan adversidades extremas. Con valentía, esfuerzo, tenacidad y dedicación, logran lo que se pensó era muy difícil o imposible.
En semanas recientes disfrutamos el rescate, de las profundidades de un sistema de cuevas, de doce niños tailandeses y su entrenador en el deporte de soccer. El mundo entero disfrutó la gran hazaña en la cual participaron varias naciones, hermanadas por el mismo propósito.
Ese tipo de situación, como pasó con los 33 mineros chilenos en el 2016, une a los humanos y hace que el corazón lata al mismo ritmo. La victoria se torna comunitaria.
La Biblia nos ordena ser valientes y esforzados. Muy posiblemente no experimentemos nunca una situación tan extrema como los chicos de Tailandia, pero se nos llama a vivir con valentía, cada día de nuestra vida. El requisito es necesario pues ser cristiano es ir a contracorriente.
Para muchos cristianos en distintos países del mundo, ese vivir a contracorriente es la rutina diaria. Tanto es así que se puede pagar con la vida, si se descubre que la persona es seguidora de Cristo.
En este lado del mundo, la situación no es tan dramática. No obstante, el caldo de cultivo anti-cristiano en occidente, crece más cada vez. Necesitamos vivir cada día con valor y esfuerzo, afirmando nuestra fe en Jesús y sus postulados. Es una convocatoria del mismo Jesús, quien nos advirtió que así sería y nos prometió estar a nuestro lado para sostenernos en el camino.
Ese llamado a la valentía y el esfuerzo, resuena, cual eco histórico-divino, desde la antigüedad. En Josué 1.6 el texto nos dice: “Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas” (Josué 1.6 (DHH). Afinemos nuestro oído para escuchar ese eco, como verdad que nos sostiene, cada día.
Luis Guillermo Montañez
El juego de la vida
El tema obligado en las pasadas semanas en el mundo ha sido la Copa Mundial de la FIFA. Es un mes de juegos entre las mejores selecciones nacionales de los continentes que se encuentran para disputar el gran anhelo de que uno de ellos se corone como el mejor equipo del mundo. Dejan todo en el terreno y luchan con el corazón para adquirir el gran premio de la copa. En la pasada edición de 2014, se estimó que cerca de 3.2 billones de hogares fueron testigos la copa, sin contar las multitudes que presenciaron los partidos. En otras palabras, cerca de la mitad de la población del mundo que se estima en 7 billones de habitantes, ven los juegos de esta competencia.
Sin embargo, la mirada de muchos de nosotros esta semana no estuvo en lo que ocurría en los estadios rusos de San Petersburgo, Sochi o Moscú. Estuvo en una cueva de Chian Rai, Tailandia, donde un equipo de fútbol juvenil de 12 niños, junto a su entrenador quedaron atrapados ante la crecida del río cavernoso ante lluvias copiosas en esa zona. Esta angustiosa situación tomó 9 días para la localización de los chicos y otros 10 días para su rescate final.
Aquí se ubican dos situaciones donde la mirada de todo el mundo ya no es acerca de la copa mundial que junto a toda la publicidad millonaria, ocupa la vista de todo lo que vemos en nuestro derredor. Mas bien, es mirar en la fragilidad de la vida de jóvenes. La tragedia, el dolor y la preocupación se apodera de los familiares que ante la impotencia de acceder a los espacios literalmente tenebrosos que presenta la cueva, luchan con la ansiedad de ver a sus hijos a salvo.
Afortunadamente, un grupo de expertos en buceo de cavernas colaboró en el proceso de encuentro, alimentación y finalmente rescate de todo este equipo que tomó 72 horas. Hoy podemos celebrar que los 12 niños y su entrenador están a salvo y son atendidos clínicamente para su recuperación. Sin embargo, en el proceso del rescate, uno de los rescatistas de nombre Suman Kunan, perdió su conocimiento luego de llevarle oxígeno a los niños y falleció cuando a él se le acabó el oxígeno de su tanque. Kunan no conocía a los niños, solo su necesidad de ser rescatados.
El evangelio nos recuerda que Jesús decidió penetrar a los espacios inalcanzables de nuestra vida para salvarnos y rescatarnos de nuestro pecado. En ocasiones, nuestras decisiones y actos nos llevan a quedarnos atrapados en escenarios que no sabemos como salir de ellos. La penumbra de nuestros miedos junto a la oscuridad de la inseguridad nos llevan a pensar que no es posible salir de allí. Vemos en el texto bíblico cuando destaca que “El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Mas bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan”(2 Pedro 3:9, NBD).
Hoy es un día para comprender que jugar es especial y bueno para compartir, celebrar y disfrutar un buen tiempo en amistad. No obstante, la vida no es un juego para desperdiciarlo en lo que creemos nos trae deleite momentáneo. Vivamos para Cristo y si estamos atrapados, busquemos su rostro. La escritura lo dice así: “Porque uno solo es Dios y uno solo es el mediador entre Dios y la humanidad: el hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo como rescate por todos” (1 Timoteo 2:5-6ª). Bendiciones.
Rev. Eliezer Ronda Pagán
¡Qué suene el timbre ya!
Era de esos chicos que cuando se acercaba el momento del recreo y el tiempo del almuerzo en la escuela, me ponía ansioso esperando que sonara el timbre. Mientras la maestra hablaba en el salón de clases, los minutos se me hacían largos y eternos. Salir al patio de la escuela era un momento de disfrutar, de jugar, de compartir y de celebrar junto con los amigos. Todos esperábamos que sonara el timbre porque más que sacarnos del salón, anunciaba que el juego podía comenzar.
En cualquier deporte el juego contiene un aviso de entrada y salida con algún sonido. Está el pito del árbitro en el fútbol, la chicharra en el baloncesto, el disparo en atletismo, el “playball” en la pelota, así como tantas otras referencias que indican el comienzo. Usualmente, otro sonido indica que se termina.
Algunas personas destacan que la vida no es un juego, pero hay otras que indican que estamos en el juego de la vida. Creo que ambas se pueden comprender. No obstante, soy partidario de que es a través del juego que dejamos salir a relucir quiénes somos y qué escondemos.
Dicen los expertos que con frecuencia las personas dejamos de jugar cuando crecemos y de esta manera nos perdemos muchos de los beneficios que implican esas actividades. Algunos todavía tienen la mentalidad de que jugar es casi una pérdida de tiempo, por lo que lo dejamos de hacer cuando salimos de la infancia. Es triste y lamentable cuando pensamos que el juego sea asunto de niños. Esto es un error. En primer lugar, porque la diversión y la risa son necesarias en todas las edades; y el juego es una de las maneras más sanas de divertirse para aprender los procesos de la vida. Como pastor, creo en el beneficio extraordinario que nos presenta el juego. Disfruto a plenitud las riquezas que nos da la recreación. Jugar nos hace reír y la risa es medicina para el alma. Por eso, la escritura nos destaca que “el corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas” (Proverbios 17:22, NTV).
Con esta idea comenzamos nuestro tiempo de Escuela Bíblica de Vacaciones para los niños de nuestra iglesia y la comunidad. Vamos a jugar y celebrar la noticia que Cristo ha venido para transformar la vida y encontrarnos con la alegría de la nueva canción que se ha producido en nuestro corazón. Aunque el marcador pueda dar la impresión de que las cosas van sin posibilidades, siempre sabemos que es posible recuperarnos y ganar. Por eso decimos como el texto bíblico: “En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán” (Isaías 40:31, NTV). ¡Vamos a jugar! ¡Que suene el timbre ya!
Rev. Eliezer Ronda Pagán