Eliezer Ronda

Ni con maña, ni con fuerza

Ni con maña, ni con fuerza

Es usual que algunos recurran a la resolución mediante la fuerza sin comprender los alcances que tienen estos actos en el otro y hasta en nosotros mismos. Pensamos que ser “fuertes” es lo importante para resolver. En otros, la idea se ubica en la “maña” que mas bien apunta a la astucia. Sabemos que ambas opciones, tienen sus valores pero al final, muchas veces su intención no es poner la atención en lo que se puede resolver, sino en quién resuelve y perdemos de perspectiva lo esencial.

Veo Veo; ¿Qué ves?

Veo Veo; ¿Qué ves?

En nuestra jornada de fe, nos queda el reto de ver cómo podemos ver a Dios trabajar y operar en los eventos que nos marcan. Hay ocasiones que Dios nos parece grande e invencible, pero también si somos honestos, hay ocasiones que lo percibimos pequeño e impotente ante las cosas que nos ocurren en el interior de nuestras vidas. Entonces, nos queda cómo podemos enfocar nuestra visión ante estos sucesos que nos atrapan.

Que se acabe el revolú

Que se acabe el revolú

Dios en su actividad redentora, nos libera del pecado, pero de igual manera, nos presenta reglas que nos ayudan a preservar el orden que en medio de nuestro propio caos se apodera de nuestra vida.  Sus reglas, mas que una condición de su amor a nosotros, es una confirmación de su trato con nosotros. Estamos llamados a creer y obedecerle. No hay por que vivir en revolú.

Entre la sospecha y la certeza

Entre la sospecha y la certeza

En un país que rige una ley llamada PROMESA, por el incumplimiento de quienes prometieron, la confianza es revolucionaria y atrevida. Literalmente estamos rodeados de un ambiente desconfiado en  nuestra palabra. Sin lugar a dudas la herida provocada por el menoscabo de otros lacera  las relaciones. Por eso, pensar en una fe que busca entender, nos impulsa a una fe que pueda crecer en medio de las cosas que han sido espinosas mediante la esperanza de que lo presente no determina lo que Dios puede hacer.

Ni perdona "sae" ni mala mía

Ni perdona "sae" ni mala mía

Sabemos que Cristo vino para restaurar la relación con nosotros a pesar de nuestro pecado. Mientras el pecado trae como consecuencia, el evangelio es la buena noticia que hace que podamos ser restaurados. Su propuesta es transformar el fin de la condenación en uno de relación restaurada para la sanidad. Eso requiere madurez de nuestra parte y reconocer nuestro fallo. A fin de cuentas, quien reconoce su pecado, desarrolla humildad. Quien se hace humilde puede restaurar la relación. No reconocer nuestro pecado, es el camino del orgullo y nos lleva a una espiral perdida.

Escondidos y encontrados

Escondidos y encontrados

La idea de no dejarnos ver, intenta poner a prueba el ingenio que puede tener la otra parte para encontrarnos. Por otro lado, está el que busca por cualquier “recoveco” en dónde probablemente se ha escondido la otra parte. La idea de buscar al escondido estriba en hacerlo en donde menos pensamos. De igual manera, si somos quienes nos escondemos, hacerlo en el lugar menos pensado par ser encontrados por el otro. Es la idea de tratar de pensar en lo que el otro piensa con el fin de descrifrar lo que cree en un momento dado.

¡Empaca y vámonos!

¡Empaca y vámonos!

En la Metropolitana, nos encontramos en el proceso reflexivo de identificar cuál es la ruta que Dios nos invita a desarrollar como iglesia en estos momentos. La hora de ver las imágenes del lugar a donde por mucho tiempo soñamos ir, ha ido pasando.  Nos corresponde empacar lo que necesitamos y quitar lo que pudiera ser desfavorable para el proceso de salida.  Es un espacio que requiere madurez para comprender lo que Dios desea que hagamos como iglesia para crecer y ser un instrumento de transformación y vida en esta comunidad.

Recuperados para revitalizar

Recuperados para revitalizar

En la Metropolitana, como en todo Puerto Rico, nos encontramos en el proceso de recuperación y revitalización. Estamos repensando como hacer ministerios en los tiempos de retos que tenemos. No podemos depender de una fe cautiva de los servicios dominicales que no haga mella relevante en lo cotidiano. En ese sentido, seríamos un movimiento religioso que se reúne para eventos ceremoniales que luego de su culminación no dan techo, seguridad ni esperanza a los más necesitados.

A buscar refuerzos

A buscar refuerzos

En la iglesia, no jugamos en torneos pequeños.  Pero nos movemos en escenarios donde está en juego el porvenir de las comunidades. El buscar el reino de Dios, nos invita a explorar, visitar y participar del proceso de intentar vencer los obstáculos que aquejan nuestra tierra. Esta semana nos reunimos para celebrar los 43 años de la iglesia Metropolitana. Ser iglesia requiere que hagamos ganar nuestra zona, que seamos vencedores en nuestra región y que en mejores términos, podamos impactar nuestra Isla.

De regreso a la realidad

De regreso a la realidad

La pregunta que nos debemos hacer es a qué llamamos realidad y a qué decimos falsedad. ¿Son las vacaciones momentos falsos? ¿Es la rutina verdadera o engañadora? ¿Qué encontramos en la costumbre que nos lleva a no querer practicarla y disfrutarla? ¿Dónde radica el sentimiento de estanque y frustración que podemos tener? Estas son las cosas más importantes que podemos reflexionar al meditar la manera en cómo visualizamos la vida. Pensar de esa manera, es considerar de manera escapista el tiempo de recreación sin contar que es parte del diseño de Dios el esparcirse y disfrutar de la creación. En otras palabras, reposar y celebrar es la realidad.  El problema es cuando hemos tomado el trabajo como carga y lo tornamos en pesadez y obligación forzosa que no contribuye a nuestra realización.