¡Anímate! Manténte pegado a la vid

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía” (Juan 15:1-22 (NVI)).

Para que las uvas puedan crecer, tienen que pasar por un proceso largo en donde el labrador tiene a su cargo cada detalle. Es un proceso tedioso y bastante complicado en el cual se necesita bastante precisión para lograr que la vid dé su fruto. No significa que porque tome tiempo y sea complicado, los labradores no den lo mejor de sí para que al final los frutos sean los mejores. 

Una parte muy importante de la vid son los pámpanos o ramas. A través de los pámpanos, las uvas se desarrollan, maduran y crecen. Este es el proceso ideal para que una uva pueda crecer.  Sin embargo, no todos los pámpanos producen fruto. Es aquí donde el trabajo del labrador es importante ya que es necesario cortar esos pámpanos que no sirven. Cuando un pámpano es cortado de la vid, generalmente se seca mientras que los pámpanos que sí permanecen en la vid, dan frutos buenos. 

Así como los pámpanos pueden dar frutos en la vid, nosotros podemos dar fruto y bendecir a los que nos rodean. Piensa en esto, Jesús es la vid, Dios es el labrador y tú eres un pámpano que produce fruto. Para poder dar fruto, debes pasar por un proceso de maduración en donde muchas áreas de tu vida deben ser moldeadas y cuidadas por el labrador. La mejor parte de este proceso es que puedes conocer más de cerca a Dios y todas sus promesas. Ponerlo a Él como centro de tu vida para que permanezcas en la vid verdadera. Aunque a veces nuestras raíces pueden ser débiles, el labrador nos ayuda a fortalecerlas y nos guía a poder dar fruto bueno. 

Es importante que tú estés dispuesto a que Dios pueda podar todas aquellas áreas de tu vida que simplemente hacen que no des fruto. Para esto, debes estar pegado a la vid, buscando intensamente el poder permanecer para así ser de bendición a otros y dar mucho fruto. Algo que tenemos que entender es que este proceso de dar fruto es uno que no funciona por nuestra cuenta.  Las ramas no dan fruto si no están pegadas a la vid. Al contrario, se queman y se secan. No te despegues ni un solo momento de la vid porque te puedes secar y no vas a dar los frutos que realmente pueden ser de beneficio para ti como persona y para otros en tu vida.

Ten en cuenta que las uvas necesitan estar en un terreno rocoso para que puedan dar fruto. Así mismo, nuestras vidas deben estar en terreno fuerte donde nuestras raíces puedan profundizar. Al profundizar, permanecemos en Cristo y nuestras vidas son transformadas. Te invito a que dejes que el Labrador pueda podar todas aquellas áreas de tu vida que sean necesarias para que así des mucho fruto y todas tus acciones puedan reflejar tu dedicación y el amor del labrador, Cristo. Profundiza en leer su Palabra y estar en constante comunicación a través de la oración. Cada día intenta dar lo mejor de ti para crecer y dar el mejor fruto posible.

 

Andrea Hernández Robles