Camino, verdad y vida

“Yo Soy el camino, la verdad y la vida ...” (Juan 14:6)..

Ante la incertidumbre que vive el mundo y las situaciones que vemos a diario, la presentación que hace Jesús de sí mismo se torna imprescindible y relevante.

Todos queremos ir por el camino correcto, real y verdadero que nos haga sentir vivos.  Que haya una manifestación de vida abundante en nosotros y en los que nos rodean. En Jesús hay tanta profundidad que trataré de racionalizar lo que dijo por partes. Sé que encontraré tesoros escondidos de Dios que quiere sean manifestados en nosotros.  Comencemos por partes:

YO SOY EL CAMINO

Todos buscamos una dirección a nuestra vida, un propósito y una meta que nos haga felices. Hay muchos caminos pero, no todos conducen al mismo lugar.  El primer camino hecho por alguien, te lleva a un lugar o meta.  Jesús nos dice “Yo soy el camino”. Lo que implica que Él es el único. Ciertamente es el único camino vivo que te lleva a Dios, a la verdad y a la vida abundante y eterna.  Hay que caminar en Él y con Él, a su manera. No es a mi manera es a la manera de Dios.  Hay que estar pendientes y enfocados en el camino para no desviarnos y salirnos.  No podemos estar pendientes de nuestros zapatos, si se ensucian, si se rompen.  Aquí lo importante es el camino y llegar a donde me lleva. Jesús se presenta como ese camino vivo. Ahí encontraremos suelos diferentes y tendremos que adaptarnos.  ¿Cómo conoceremos cuál es el camino correcto? Caminando conforme a su Palabra y conoceremos la verdad. El camino es estrecho, definido y claro y nos lleva a reconocer que Él es la verdad.

YO SOY LA VERDAD

Esta verdad me libera. Él se da a conocer a nuestras vidas y... ¡sorpresa…!, me da a conocer a mí misma también.  En su camino nada es falso, es tal y como Él es. Confiable y seguro.  Jesús dijo y “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Por medio de esta verdad traerá justicia y paz.  Ya libres de nuestros temores y malos pensamientos, no estaremos sujetos a vivir una vida distorsionada y engañosa que nos conduce al dolor, a la frustración y a la muerte.  

Me he perdido tantas veces en mi vida creyendo que iba bien y estaba más perdida que un “juey bizco”. Cuando me perdía, terminaba en el lugar equivocado, como resultado de viajar en círculos y volviendo al mismo lugar.  No escuchaba bien la dirección y la cambiaba o buscaba atajos… Claro, siempre buscaba la forma de llegar y oraba a Dios por ayuda.

En una de mis perdidas hace años yendo a una actividad en Cidra con mi hermana que tenía una idea de cómo llegar, terminamos monte adentro, en un lugar cada vez más oscuro hasta que ya no veía el camino.  Sabía que tenía que volver, estaba perdida y comencé a decir: tengo que virar. Alguien en mi mente me dijo “¡DETENTE!”.  Le pregunté en mi mente ¿Me detengo? Me dijo: “Ahora”.  Frené de cantazo y cuando miré por el cristal estaba al borde de un risco.  Por poco nos matamos. Le di marcha atrás al carro y detrás venían como 8 ò 10 caballos salvajes corriendo y enseñando los dientes. Comenzamos a orar y se fueron.  Logramos regresar y alcanzar el camino correcto. Parece de película pero es verdad.  Dios nos salvó.  Hay caminos que parecen derechos pero su fin es camino de muerte.

YO SOY LA VIDA

Jesús es el camino que te lleva a la verdad y produce en ti la vida eterna y es como si te dijera: YO SOY LO QUE TU NECESITAS”.  Amor, perdón, paz, justicia, gozo, alegría, seguridad eterna.  Dios les bendiga,

 Sonia de Ayala de Sevilla