Lectura 23: El gran amor de Dios [Escrito por Leonel Guerrero]

“5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza[a] Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza[b] de siervo  y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y, al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz! Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo     y le otorgó el nombre     que está sobre todo nombre, 10 para que ante el nombre de Jesús  se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra    y debajo de la tierra, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:5-11Nueva Versión Internacional).

Nuestra costumbre de buscar obsequios y hacer regalos a nuestro seres queridos y amigos es una manera de expresar el cariño, admiración y amor hacia el semejante a quien queremos agradar. Nos esmeramos en buscar aquel detalle (que usualmente es material) y muchos invertimos  tiempo, esfuerzo y dinero en encontrar algo que sea especial para entregar en Navidad. 

Cristo mostró el mayor de los esmeros, el mayor de los esfuerzos y el más grande amor posible en toda la historia del mundo al entregarse por nuestra causa.  Jesús no renunció a su divinidad al encarnarse en un frágil niño en un escenario paupérrimo e insalubre, sino que abrazó nuestra humanidad al ponerse en nuestro lugar.  

El mayor regalo que recibimos en esta Navidad y siempre es que Dios, por medio de Jesucristo, se ubicó en nuestro lugar para entender nuestros dolores, ansiedades, enfermedades, confusiones y también nuestras esperanzas y alegrías y así ser un Dios cercano que busca vivir en intimidad con nosotros su hijos.  En este tiempo, acepta el gran regalo de amor que se nos hace al recibir a Jesús, quien es el verdadero camino de vida, la única verdad que nos sostiene y la vida que nos ofrece verdadera alegría y paz.

Leonel Guerrero